Experiencia 05/04/2018

Viajes astrales y sueños lúcidos...

Como de costumbre, me despierto sobre las 6:00 debido a que escucho la alarma del vecino de al lado.
Me preparo colocándome recto en la cama, boca arriba e inmóvil y comienzo a relajarme.
Tras una media hora o poco más comienzo a sentirme liviano y a sentir el trance que me acerca al desdoblamiento. Fuerzo las vibraciones y casi automáticamente me encuentro en mi sueño. Aunque parece difícil de creer, estoy consciente de que acabo de dormirme en ése mismo instante y estoy metido en las imágenes que me trae el sueño. Como de nuevo he entrado al astral mediante sueño lúcido y mi intención es desdoblarme intento algo diferente. Me imagino mi casa para acceder a mi habitación e intentar volver al cuerpo y desdoblarme. Quien haya entrado al astral por cualquiera de los dos métodos me entenderá. Al principio me cuesta concentrarme en ella y veo calles y oscuridad. Como me siento valiente dentro del sueño, me introduzco en la oscuridad y en un portal más oscuro todavía y extiendo los brazos para enfrentar cualquier miedo o situación que mi sueño quiera mostrarme. Le grito a la oscuridad que allí estoy y me doy cuenta de que he balbuceado como lo haría un mudo y temo despertar a mi mujer porque soy consciente de que lo he podido hacer. No ocurre nada, he vencido mis temores de nuevo. Recuerdo que quiero ir a mi habitación para encontrarme conmigo mismo e intentar un desdoblamiento y por alguna razón me duplico. Ahora somos dos “yo”. Salgo del portal oscuro siendo dos. Mi consciencia sigue en mí solamente, pero es como llevar un aliado conmigo.
Encuentro mi casa, por alguna razón no veo la ventana del salón y se me ocurre atravesar la pared. Como vivo en el entresuelo la ventana de mi salón da a la calle. Una vez dentro nos dirigimos al dormitorio, allí cambian mis prioridades. Se me ocurre que siendo dos podría pasarle el doble de energía a mi mujer para beneficiarla puesto que tiene una enfermedad y le puede venir bien. Como ya no estoy pensando en mí, no veo mi cuerpo. Sólo veo a mi mujer y le pasamos energía.
En los sueños, aunque sean lúcidos, es muy difícil mantener la concentración y pese a intentarlo para no perderlo poco a poco se desvanece hasta acabar en un sueño normal donde ya no lo diriges tú y donde, por regla general, se te olvida antes de despertar.
Ha sido una experiencia corta pero acceder al astral siempre es positivo.